Los últimos dos se los dediqué a mi "degree" en recitales. Franz Ferdinand y U2. La primera batalla era cruda. Los 4.500 privilegiados del Golden Circle habían llegado desde las 1 a las 8 de la mañana. Yo iba con mi amiga del alma,
carolina, quien es una ultrafanática de Bono y U2 desde que nos conocimos a los 12 años. Y como no quería dejar a la Dorita mucho tiempo sola, partiríamos más bien tarde.
Llegamos al estadio cerca de las 6 y la cancha estaba copada. Caminamos a saltitos entre los que estaban echados en el pasto, hasta llegar a la posición más cercana al escenario. Una providencial aparición de Alex Kapranos logró que avanzaramos algunos metros más.
Antes de que se escondiera el sol salió Franz Ferdinand. Quedamos con una buena visión del escenario, hasta que unos cabezones se entrometieron casi al final de la performance. "This boy", "Do you want to", "Eleonor put your boots on", "Outsiders", "Walk away", "Take me out", "Michael" y "40ft" se sucedieron para terminar en el dionisiaco "This fire", sin bis. 50 minutos que se hicieron pocos.
Luego la cancha se volvió insoportable. Con lo apaleada que estaba, habría que hacer algo pronto. La masa nos empujaba de un lado a otro. Hasta que un amable tipo nos prestó su pierna como apoyo y nos catapultamos al Golden Circle, actuación de desmayo de mi amiga mediante.
Una vez felices en el Golden vimos de cerquita a U2. Yo no soy tan fanática pero una banda como esa con tantos singles radiales es imposible ignorar, menos con ese despliegue escénico. Bono cantando "Miss Sarajevo" y otras canciones más conocidas aún, un espectáculo para todas las generaciones.
El lunes lamentablemente las estrategias eran difíciles de definir. La hambrienta galucha de la Quinta es más que folclórica, como describe mi amiga
Marcela. Nuevamente un show sólido al que sólo agregaron "Matineé". Aunque en las primeras canciones la voz se escuchó baja, luego el sonido se arregló y terminó todo mejor... Nuevamente el gusto a poco.
Para después continuar con un periplo apestoso con mis colegas periodistillas. Las primeras cervezas eran totalmente meritorias, pero luego paseo a Valparaíso en busca del carrete perdido, vuelta a Viña, entrada en local mexicano con tagos a $4.500, salida y recalada en otro mexicano con tragos a $2.000. Y yo que sólo quería volver a Santiago.
En vez de eso, obtuve paseo infructuoso con periodistilla 1 que ama a Fito Páez y periodistilla 2 que encuentra top a Ozzy Osbourne y dice que Brian Wilson es un pobre abuelito (más respeto con los genios aunque estén acabados). Bueno y así es la fauna dedicada al periodismo musical, un poco antojadiza, poco informada, más que nada buscando otro bar donde matar la noche. Menos mal que no alcancé a entrar con ellos
al Hotel O'Higgins a otro carrete penoso de periodistas. Uff! Salvada por el bus pirata. Menos mal que estaba acompañada por la invencible escudera Pulpísima.
* La foto la copié del web site offcial, sin permiso, de una otra presentación en Las Vegas ( no llevé camarita, plop!).