Te quiero.
Te quise. Así es más fácil.
Tampoco tuve la suerte de escuchar eso.
Entonces, quedará siempre la certeza de que nunca fue así. Fue muy pronto quizás. Pero en el momento que necesitas esa respuesta, verbal o física, ya no te la puedes quitar de la cabeza.
Una de las razones por las que dejé de escribir este diario fue porque me pediste que no te mencionara... Tal vez por ahí partimos mal. Claro, si tienes un diario virtual tan mongo como éste, donde escribes principalmente de lo que pasa en tu vida, si no puedes escribir de LA GRAN COSA que te está pasando, cómo puedes tener ganas de escribir de todo lo demás.
Bueno, resultó que no era tan así parece... Todo se acabó en un abrir y cerrar de ojos. Ya sólo me queda la imagen de nuestra ventana en Caburga y la pena enorme que ya voy seguir puliendo de a poquitos para que pronto se haga pequeñita y desaparezca.
Me siento vacía, infinitamente escéptica. ¿Por qué es tan difícil decir te quiero? De nada me sirve tu "algo", de nada me sirven tus lágrimas, si no albergan más que un "no sé".