Hace muchos años que no me tocaba trabajar para el día, cubrir una noticia que salía mañana en el diario. Es entretenido, aunque me ponga en mi humor medio histérico de periodista de pacotilla. Seguí a la muñeca esta por Santiago durante los tres días de funciones. Un trabajo muy impresionante. Una intervención a Santiago que contó con la colaboración de miles de personas que se compraron el cuento baratito y hasta le rincieron devoción a la mona. Si todavía venden los calendarios y fotos en el centro... Raro, ¿no? De todos modos lo disfruté, aunque fue difícil en algunos momentos, sobretodo cuando los Carabineros y la producción no entendían a la prensa y nos echaban del lugar lanzando combos o aplastándonos cariñosamente con rejas de contensión. Sé que es tarde para postear de esto que ocurrió el 26, 27 y 28 de enero pasados, pero me gustó eso de que un títere atravesara la Plaza de La Constitución junto a La Moneda, fue una especie de catarsis popular. Después de todo, hace rato que se abrieron las Alamedas.
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